María fue una mujer judía de Nazaret, de Galilea que, según diversos pasajes en el Evangelio de Mateo, al Evangelio de Lucas y a los Hechos de los Apóstoles, como también distintos textos apócrifos tales como el Protoevangelio de Santiago. También el Corán (siglo vii), libro sagrado del islam, la presenta como madre de Jesús (Isa), bajo su nombre en árabe: Maryam.

La presencia de María es atestiguada por las principales corrientes del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico, donde se la considera una personalidad cualificada y en más de un sentido único, partícipe singular de un momento clave de la Historia de la salvación, la encarnación de Jesucristo, y copartícipe de otros dos, la crucifixión y muerte de Jesús, y la conformación de la primera comunidad cristiana orante inmediatamente antes de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

El Evangelio de Mateo y el Evangelio de Lucas presentan a María como una joven virgen cuando, en la Anunciación, consintió en quedar encinta por obra del Espíritu Santo, sin concurso de varón. Por esto, a menudo se la llama la «Virgen María», o simplemente «la Virgen», en las Iglesias católica, ortodoxa, copta, en la Comunión anglicana y en otras confesiones cristianas.

María...

Orígenes y Familia...

María nació en Nazaret, una pequeña ciudad en Galilea. Sus padres se llamaban Joaquín y Ana. Joaquín era un hombre justo y temeroso de Dios, quien enseñó a María la importancia de la fe y la obediencia.

Como mujer judía, María fue educada en las Escrituras y las leyes religiosas de su tiempo. Se cree que asistía regularmente a la sinagoga local y dedicaba tiempo a la oración y la meditación.

Juventud y Preparación...

Aunque no sabemos muchos detalles sobre su juventud, se considera que creció en un ambiente religioso y piadoso. Después de recibir el anuncio del ángel Gabriel, María aceptó con humildad y obediencia su llamado a ser la madre del Hijo de Dios.

En resumen, María fue una mujer humilde y piadosa, cuya fe y amor a Dios la llevaron a ser la madre de Jesús. Su historia es un ejemplo de obediencia y confianza en Dios.

La Anunciación...

El sí” de María al ángel Gabriel representa un momento de profunda fe, confianza y sumisión a la voluntad divina. Cuando el ángel le anunció que concebiría al Hijo de Dios, María respondió con humildad y valentía: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

El “sí” de María fue un acto de amor y entrega total a la voluntad divina.

La Encarnación del verbo...

La encarnación ocurrió antes de que María viviera con José. Este, al conocer el misterio de la concepción virginal, llevó a María a su casa, celebrando las nupcias.

En resumen, aunque María y José contrajeron un verdadero matrimonio en esencia (mediante el consentimiento), renunciaron voluntariamente al uso carnal del matrimonio.

Así, María pudo cumplir su papel como madre de Jesús mientras permanecía virgen.

La Visitación...

La Visita de la Virgen María a su prima Isabel es un momento significativo en la historia cristiana. Según el Evangelio de Lucas (1, 39-45), María, embarazada de Jesús, se apresura a visitar a Isabel, quien también está esperando a Juan el Bautista. Cuando Isabel escucha el saludo de María, el niño en su seno salta de gozo, y ella exclama: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno.” Este encuentro simboliza la alegría, la fe y la humildad.

Su Matrimonio...

El matrimonio de la Virgen María con San José es un tema significativo en la tradición cristiana. Según los textos bíblicos:

Los evangelios mencionan a María como “esposa” de José (Lucas 2:5) y “desposada” con él (Mateo 1:18-25).

Aunque desposados, María y José aún no habían consumado su matrimonio.

María expresó su intención de permanecer virgen al preguntar al ángel " cómo podría concebir sin conocer varón ".

Su pregunta carecería de

sentido si hubiera planeado una unión marital natural con José.

El nacimiento del Niño Jesús...

El nacimiento de Jesús, también conocido como la Natividad, es uno de los eventos más significativos en la tradición cristiana. Según los Evangelios de Mateo y Lucas, María y José viajaron a Belén debido a un censo ordenado por el emperador romano César Augusto. Al llegar, no encontraron lugar en la posada y se refugiaron en un establo. Allí, María dio a luz a Jesús, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Este humilde nacimiento fue anunciado por ángeles a unos pastores que cuidaban sus rebaños en las cercanías. Los pastores, llenos de asombro, acudieron a adorar al recién nacido.

El significado del nacimiento de Jesús es profundo y multifacético. Para los cristianos, representa la encarnación de Dios en la tierra, un acto de amor y redención. Jesús, considerado el Hijo de Dios, vino al mundo para ofrecer salvación a la humanidad. Este evento también cumple las profecías del Antiguo Testamento sobre la llegada del Mesías en Belén. La celebración de la Navidad, que conmemora este nacimiento, es un tiempo de reflexión sobre el amor divino, la humildad y la esperanza que Jesús trajo al mundo.

La Presentación en el Templo

La Presentación de Jesús en el Templo es un evento significativo en la vida de María y José. Según las prescripciones del Antiguo Testamento, María, después de dar a luz, se presentó en el templo para cumplir con el rito de purificación. La Presentación de Jesús en el Templo es un evento significativo en la vida de Jesucristo. Según la ley mosaica, a los cuarenta días de su nacimiento, Jesús fue llevado al Templo en Jerusalén. Allí, María realizó la ceremonia de su purificación, y Jesús fue presentado al Señor. El piadoso Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó al niño en sus brazos y bendijo a Dios. Simeón profetizó que Jesús sería luz para los gentiles y gloria para Israel. También estaba presente Ana, una profetisa, quien habló del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. Este evento simboliza la consagración de Jesús y su papel como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

La Profecía de Simeón...

La profecía de Simeón, registrada en el Evangelio de Lucas, está asociada al destino doloroso de Jesús y a la participación de María en ese sufrimiento. Simeón, inspirado por el Espíritu Santo, predijo que Jesús sería “señal de contradicción” y que María también experimentaría dolor profundo: “una espada te atravesará el alma”. A partir de esta profecía, María se unió misteriosamente a la misión redentora de su Hijo, convirtiéndose en su fiel cooperadora para la salvación de la humanidad.

Allí, dos figuras destacan:

Simeón: Lleno del Espíritu Santo, Simeón reconoció a Jesús como la salvación de Israel. Profetizó que Jesús sería una “luz para las naciones”. Y le dijo a Maria: “ y a ti una espada atravesará tu corazón “.

Ana: Una profetisa anciana, Ana dedicó su vida al servicio a Dios. También reconoció a Jesús como el Mesías esperado.

En este encuentro, la humanidad que esperaba al Salvador se encontró con la luz encarnada. Simeón y Ana nos enseñan a esperar con tenacidad y a reconocer la vida nueva que llega.

La huida a Egipto...

La Huida a Egipto es un episodio bíblico que se encuentra en el Evangelio de Mateo (2, 13-15). Esta variada iconografía ha sido representada en el arte desde la Antigüedad. Hay tres motivos principales que se destacan:

La huida propiamente dicha: Después del nacimiento de Jesús, un ángel advierte a José en un sueño que Herodes busca matar al niño. José toma a María y al niño y huye a Egipto para evitar la persecución. Este episodio se representa con la familia en movimiento, a menudo en un paisaje desértico.Tras el nacimiento de Jesús en Belén, San José, avisado de nuevo por un ángel, tomó a Jesús y a la Virgen María y los condujo a Egipto para huir de la furia del rey de Judea, Herodes el Grande. A la muerte del monarca, y después de una nueva revelación del ángel, San José retornó a su país; pero, por temor al sucesor de Herodes, la familia no se estableció en Belén, sino en Nazaret de Galilea. Allí San José ejerció su oficio de carpintero.La huida a Egipto...

La Huida a Egipto es un episodio bíblico que se encuentra en el Evangelio de Mateo (2, 13-15). Esta variada iconografía ha sido representada en el arte desde la Antigüedad. Hay tres motivos principales que se destacan:

La huida propiamente dicha: Después del nacimiento de Jesús, un ángel advierte a José en un sueño que Herodes busca matar al niño. José toma a María y al niño y huye a Egipto para evitar la persecución. Este episodio se representa con la familia e

El regreso de Egipto...

El regreso de José, la Virgen María y Jesús de Egipto a Jerusalén. Según el Evangelio de Mateo, después del nacimiento de Jesús, un ángel se apareció en sueños a José y le ordenó huir a Egipto junto con María y el Niño, ya que el rey Herodes buscaba matar al niño. José obedeció y llevó consigo a la Sagrada Familia a Egipto, donde permanecieron hasta que Herodes falleció. Luego, otro ángel se apareció en sueños a José y le indicó que regresara a Israel. Así, José, María y Jesús volvieron a Jerusalén y finalmente se establecieron en Nazaret. La obediencia pronta de José fue crucial para proteger al Niño Jesús de los peligros que enfrentaban.

La perdida del Niño Jesús en el Templo...

Según el Evangelio de Lucas,

Después de la celebración de la Pascua, María y José regresaron a casa, pero no se dieron cuenta de que Jesús no estaba con ellos.

Pensaron que estaba en la compañía de otros familiares o conocidos, así que continuaron su camino de regreso sin él.

Hallazgo en el Templo:

Tres días después, encontraron a Jesús en el Templo de Jerusalén.

Estaba sentado en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

Todos los que le oían quedaban admirados por su sabiduría y respuestas.

Cuando María y José lo vieron, su madre le preguntó angustiada: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?”

Jesús respondió: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?”

En este episodio, Jesús demostró su conocimiento y conciencia de su filiación divina. Fue un momento importante en su vida y en la comprensión de su misión.

La Adolescencia de Jesús...

Infancia temprana: María acompañó a Jesús desde su nacimiento en un humilde pesebre. Ella fue su madre amorosa y apoyo incondicional durante los primeros años de su vida.

Presentación en el Templo: María y José llevaron a Jesús al Templo en Jerusalén para cumplir con la Ley. Allí, Simeón profetizó sobre Jesús y le dijo a María que una espada atravesaría su alma (Lucas 2:22-40).

Vida cotidiana: María cuidó de Jesús en su hogar en Nazaret. Ella estaba presente en su crecimiento y desarrollo, siendo testigo de su sabiduría y gracia (Lucas 2:51).

Pasión y muerte: María estuvo junto a Jesús durante su pasión, crucifixión y muerte en el monte Calvario. Su dolor y sufrimiento como madre fueron profundos.

En resumen, María desempeñó un papel fundamental en la vida de Jesús, siendo su madre, confidente y testigo de su misión redentora.

María en la vida pública de Jesús...

Durante toda la vida terrenal de Jesús, María estuvo presente y desempeñó un papel maternal en su crianza y educación. Participó en momentos clave de la vida y ministerio de Jesús, como su nacimiento en Belén, su presentación en el templo, la huida a Egipto y su presencia en las bodas de Caná, donde Jesús realizó su primer milagro público. Aunque no tenemos más detalles específicos sobre su papel durante el ministerio público de Jesús, su amor y apoyo como madre fueron fundamentales en su vida y misión.

María en la pasión y muerte de Jesús...

Durante el juicio, condena y muerte de Jesús, María desempeñó un papel significativo y doloroso. Aquí están algunos aspectos clave:

Presencia en la crucifixión: María, la madre de Jesús, estuvo presente en la crucifixión. Su amor y dolor como madre se manifestaron al ver a su hijo morir de manera cruel.

Testigo de los últimos momentos: María fue testigo de los últimos momentos de Jesús en la cruz. Su presencia muestra la profundidad de su sufrimiento y su conexión con la misión redentora de su Hijo.

Apoyo y fortaleza: A pesar del dolor, María permaneció cerca de Jesús, ofreciéndole apoyo espiritual y fortaleza. Su fidelidad y amor inquebrantables son un testimonio conmovedor.

En resumen, María compartió el sufrimiento de Jesús durante su juicio, condena y crucifixión, siendo una madre valiente y compasiva.

Los días después de la muerte de Jesús...

Como fueron los días después de la muerte de Jesús y cuál fue el papel de san juan

Después de la muerte de Jesús, hubo un período de tres días antes de su resurrección. Aunque la Biblia no especifica con detalle dónde estuvo durante ese tiempo, hay algunas teorías. Una de ellas sugiere que Jesús descendió a los infiernos para rescatar a las almas justas del Antiguo Testamento. Sin embargo, lo más importante es que su resurrección es el evento central de la fe cristiana, brindando esperanza y salvación a todos los creyentes.

En cuanto al apóstol Juan, su papel fue significativo. Juan, también conocido como el discípulo amado, estuvo presente en momentos cruciales de la vida de Jesús. Fue testigo de milagros, la Última Cena y la crucifixión. Su profundo amor por Cristo se refleja en sus escritos, como el Evangelio de Juan y las epístolas.Juan simboliza la divinidad de Jesús y el amor de Dios, siendo una fuente de inspiración para los creyentes hasta hoy.

María en la Resurrección del Señor...

La resurrección de Jesús es un evento central en la fe cristiana. Según las creencias, Jesús de Nazaret, también conocido como Jesucristo, resucitó de entre los muertos tres días después de haber sido crucificado y sepultado.

El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con perfumes que habían preparado. Al llegar, encontraron que la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida. Entraron y no hallaron el cuerpo de Jesús. Dos hombres vestidos con ropas resplandecientes les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado”. Las mujeres llevaron la noticia a los apóstoles, pero algunos no las creyeron. Pedro fue al sepulcro y vio los lienzos, lleno de asombro por lo sucedido.

La resurrección de Jesús es el grito de victoria sobre la muerte y el poder del pecado. Gracias a su resurrección, quienes creen en él como Señor y Salvador saben que vivirán con él por la eternidad2.

En resumen, la resurrección de Jesús es un evento fundamental en la teología cristiana, demostrando su poder sobre la vida y la muerte. Es un símbolo de esperanza y vida eterna para los creyentes.

María en la Ascensión del Señor...

La Ascensión del Señor tuvo un significado profundo para María, la madre de Jesús.

Culminación de la obra redentora: Desde el punto de vista teológico, la Ascensión representa la culminación de la obra redentora de Jesucristo en la tierra. Al ascender al cielo, Jesús se convirtió en nuestro mediador ante Dios, intercediendo por nosotros y preparando un lugar para aquellos que creen en Él.

La Ascensión marcó la entrada definitiva de la humanidad de Jesús en el dominio celestial de Dios. María, como madre, debió haber sentido una mezcla de tristeza y esperanza. Su Hijo ascendió al cielo, pero también nos espera allí, preparando un lugar para todos los creyentes.

Confianza en la promesa: María confiaba en las palabras de Jesús. Aunque su corazón debió estar lleno de dolor, también sabía que su Hijo cumpliría su promesa de estar con nosotros siempre, incluso después de la Ascensión.

En resumen, para María, la Ascensión fue un momento de fe, esperanza y confianza en la obra redentora de su Hijo y en la promesa de vida eterna.

María en Pentecostés...

La venida del Espíritu Santo en Pentecostés es un evento significativo en la tradición cristiana. Según el Evangelio de Juan (20:19-23), ocurrió después de la resurrección de Jesús.

Después de la resurrección, los discípulos estaban reunidos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les mostró sus manos y costado. Los discípulos se llenaron de alegría al verlo.

Don del Espíritu Santo: Jesús sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Este don les otorgó poder espiritual, incluyendo la capacidad de perdonar pecados.

Significado: La venida del Espíritu Santo cumplió la promesa de Jesús de enviar al Consolador. El Espíritu les capacitó para predicar, santificar y continuar la obra de Cristo.

Hombre espiritual: Ser devoto del Espíritu Santo implica dejarse guiar por Él y optar por el bien. Cada vez que elegimos el bien, colaboramos con el Espíritu.

En Pentecostés, celebramos este evento crucial y recordamos la importancia del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Su muerte y Asunción a los cielos...

La Asunción de la Santísima Virgen María, también conocida como "La Dormición", es un evento importante en la tradición cristiana.

Asunción: La solemnidad de la Asunción se celebra el 15 de agosto. Según la creencia, María fue llevada en cuerpo y alma al cielo por Dios. El término “asunción” sugiere que no se elevó por sí misma, sino que fue elevada por Dios.

La tradición ortodoxa enfatiza la dulzura de la muerte de María, comparándola con un sueño. Por lo tanto, también se llama “Dormición”. Aunque no está claro si María murió antes de ser Asunta al cielo, la idea es que su tránsito fue más parecido al sueño que a la muerte.

En resumen, la Asunción o Dormición de María representa su entrada gloriosa al cielo, donde se encuentra con su Hijo para siempre.